No se vive con un corazón putrefacto, con asco en el alma. No se hunde uno en la mierda por discusiones internas. No vives de broncas externas. Es un crudo relato que sufres en la mente. No hay posibilidad de escapar del susto, uno no se puede librar tan fácilmente de las pesadillas. Si no cambias, serás victima de tus propios pensamientos mentirosos. El ego puede matarte, si siempre le haces caso, pues es un charlatán, un bocazas que no tiene idea, solo palabras catastróficas para envenenarte más la sangre. Apártate de su arrogancia, quiere ser el centro de atención. Quiere tomar posesión de tu espíritu y envolverte con su discurso nefasto. Él es el rey de la tragedia, un bicho malo. Un parásito anidado en tu mente que revuelve hasta tu estómago y acaba importunándote al máximo. Condénalo al alejamiento. Comienza un nuevo viaje. Cambia tu perspectiva. Acaba con toda noche en tu ser. Vibra en luz. Sé presente minuto a minuto y conviértete en tu héroe. El alivio en tu corazón apare...
Jesús y sus discípulos visitaban muchas ciudades, hacían el bien para toda la gente y sin excepción. Jesús sentía amor ilimitado y cada persona era merecedor de su amor. Él creía en cualquier alma, incluso en Judas que traicionaría a Jesús. Judas vendió a Jesús junto a otros discípulos y aún así no sentía odio por ellos. A pesar de la traición de Judas, Jesús nunca dejó de mostrar compasión y amor. En el jardín de Getsemaní, cuando los soldados llegaron para arrestarlo, Jesús no opuso resistencia. En lugar de eso, sanó la oreja de uno de los soldados heridos por Pedro. Este acto de bondad sorprendió a todos, pero reflejaba la naturaleza de Jesús, quien siempre predicaba el perdón y el amor. Mientras era juzgado y maltratado, Jesús mantuvo la calma. Sus palabras en la cruz, "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen", demostraron su infinita misericordia. Su sacrificio no fue en vano, pues a través de su muerte y resurrección, trajo esperanza y salvación a la humanidad. ...